¿El tiempo? Bien, gracias.
Esta semana hemos tenido en Munich un visitante poco habitual. Se trata de Cirilo y no me refiero exactamente al pariente del pueblo, sino nada más y nada menos que a un huracán. Kyrill, como le llaman por aquí, ha campado a sus anchas por toda Alemania entre el miércoles y el jueves, dejando a su paso daños y muertos y añadiendo un elemento más al ya de por sí extraño invierno que estamos teniendo este año.
Desde luego no es normal que tengamos temperaturas superiores a los 10ºC en esta época del año ni que las calles no estén cubiertas de nieve, pero que un huracán ponga en Ausnahmezustand (estado de excepción) a todo el país lo es mucho menos. Aquí en Munich la tarde del miércoles el viento era el dueño de las calles, agitando árboles y llevándose por delante todo lo que encontraba a su paso (entre otras cosas los dos maceteros que tenía en el balcón, menos mal que vivo en un bajo), y los rugidos de Cirilo nos acompañaron toda la noche. La mañana del jueves, al salir a la calle para ir al trabajo, todo parecía haber terminado y sólo el aspecto desapacible del cielo nos recordaba que Kyrill nos había visitado. Hoy el cielo estaba azul e incluso hacía sol, pero dicen que a comienzos de semana nevará. Yo ya no entiendo nada.
Los muniqueses están desconcertados y no es para menos. ¿Dónde está su nieve? ¿Dónde el frío? Que no haya nieve en las calles puede pasar y hasta se agradece, pero ¿que no la haya ni en las montañas? ¿No se va apoder esquiar? Sin duda este es el tema estrella en todas las conversaciones y es que aquí el esquí no está considerado un lujo, sino algo que los niños aprenden ya en la escuela y que pertenece al invierno tanto como el frío.
Seguiremos informando. Yo, que sigo siendo una españolita del sur a pesar de todo, me emociono todavía al ver caer las primeras nieves y por eso espero que la semana que viene se cubra la ciudad de blanco. Lo que también espero es que no tenga planeado quedarse cubierta hasta abril como el invierno pasado.
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