Museum für Völkerkunde (Museo Etnológico)
Hoy es domingo y ha hecho un día precioso. Ha lucido el sol, todo lo que puede lucir un débil sol de invierno centroeuropeo, y ha hecho el frío que sólo hace los días claros. Un frío seco y luminoso que te despierta el alma y te aclara las ideas.
Con estas perspectivas no podía plantearme otra cosa que echarme a la calle. Casi sin planearlo me he encontrado delante del Museo Etnológico de Munich y me he dicho ¿por qué no? Se trata de uno de los museos de la ciudad que aún no conozco y además los domingos sólo cuesta un euro entrar.
El Museum für Völkerkunde está situado en un majestuoso edificio de la elegante Maximiliam Strasse, muy cerca del Maximilianeum (Parlamento de la región de Baviera). No podía ser de otro modo, ya que, aunque la colección que alberga fue comenzada por la familia Wittelsbacher en el siglo XVI, su actal ubicación fue un encargo del Rey Maximiliano II de Baviera al arquitecto Eduard Riedel en 1865.
Para mi sorpresa el museo esaba lleno, así que he decido alimentar el cuerpo antes de abandonarme a tareas más sublimes. A la entrada del Museo se encuentra el pequeño café Max2, donde puedes disfrutar de un estupendo brunch dominical o un plato de pasta por unos 10 euros (bebida incluída).
La coleccion, la segunda más grande de este tipo de Alemania después de la de Berlín, se distribuye en 2 pisos y 4 alas.
La visita comieza por el mundo islámico y un paseo por las tradiciones y los objetos de Oriente Medio: azulejos, puertas de madera tallada, cerámica y alfombras. Sigue el mundo tribal de Oceanía, que es probablemnete el que más llama la atención por lo lejano de su cultura. A la entrada de la sección te recibe una barca de pesca decorada con llamativos diseños tribales en una sala iluminada con un foco que imita la luz marina, con sus destellos en azul. Es un ambiente casi onírico. El recorrido te lleva por un mundo de máscaras, adornos y objetos cotidianos y rituales llenos de misterio y colorido. Es una sección muy atractiva. Pasando al ala opuesta del primer piso te encuentras con el Lejano Oriente. En esta sección están representadas sobre todo las religiones: el Hinduísmo y el Budismo, con sus diferentes ramificaciones. Lo que más llama la atención es el enorme altar con un buda gigantesco que preside la última sala de esta parte de la exposición.
Subiendo al segundo piso nos trasladamos a America y a África. La sección dedicada a América es, para mi gusto, la menos inetresante, tal vez porque la cultura me resulta más conocida o más cercana. Entrando en Áfríca retornamos a un mundo más primitivo, lleno de máscaras festivas y rituales, objetos de guerra y estatuas. Aquí he encontrado la que es sin duda mi pieza favorita de toda la exposición. Se trata de una escultura en madera de una mujer embarazada. Muy embarazada. Es una pieza estilizada y poco realista, pero la enorme barriga que la mujer se sujeta con dificultad y su cara de sufrimiento son incontestables.
Sin entrar en mucha erudición el Museo se ve cómodamente en unas 2 horas, paseando tranquilamente por objetos traídos desde todas las esquinas del planeta. Es un recorrido informativo, atractivo y sugerente. Después siempre puede uno profundizar en los temas que más le hayan interesado o apuntarse a alguno de los talleres de arte o a una de las visitas guiadas que se organizan (los muniqueses son muy activos en este sentido). Hoy, por ejemplo, había un taller de escritura artística japonesa y una visita guiada por la parte de Norteamérica. Tal vez me apunte a lo de la escritura la próxima vez.
Para más información sobre exposiciones, horarios, precios y medios de transporte:
www.voelkerkundemuseum-muenchen.de